Por Erick Flickinger
¿Sabías? El adulto estadounidense promedio pasa más de once horas cada día interactuando con los medios de comunicación. Los jóvenes entre 18 a 34 años utilizan sus teléfonos celulares dos veces más que todos los adultos de 18 años en adelante y siete veces más que los adultos mayores de 65 años. (Nielsen)
¿Importa realmente cómo usamos nuestro tiempo? El estadista estadounidense Benjamín Franklin dijo una vez: “Si amas la vida no malgastes el tiempo, porque de tiempo se compone la vida”. ¿Crees que Dios haya podido prever que llegaríamos a este punto en la historia humana? ¿Habrá Él preparado una solución para ayudarnos a manejar mejor nuestro tiempo y encontrar una mejor alternativa para resolver el estrés?
Hagámonos estas cuatro preguntas:
¿Por qué el año tiene 365 días? Seguramente ya sabes la respuesta. Es porque ese es el tiempo que tarda la tierra en girar alrededor del sol.
¿Por qué el mes tiene entre 28 y 31 días? Fácil. Porque ese es el tiempo que tarda la luna en atravesar sus fases.
¿Por qué el día tiene 24 horas? Porque es el tiempo que tarda la Tierra en girar una vez sobre su eje.
¿Por qué la semana tiene siete días? Bueno… esta es un poco más difícil de contestar. No hay nada en el sol, la luna o las estrellas que nos dé una semana de siete días. Entonces, ¿cómo terminamos con una semana de siete días? La respuesta es muy simple. Porque Dios creó la tierra en seis días y reposó en el séptimo día.
Veamos el relato bíblico de la Creación. “Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” (Génesis 2:1-3). Cuando Dios terminó de crear todo, hizo tres cosas. En primer lugar, descansó. También bendijo el séptimo día y lo santificó (en otras palabras, lo apartó para un uso sagrado). Sabiendo cuánta necesidad tendríamos de descansar, Dios nos da la oportunidad, una vez a la semana, de desconectarnos del ruido y unirnos a Él en un reposo necesario.
Mira esta parte de la Biblia que Dios escribió con su propio dedo. Se encuentra en los Diez Mandamientos: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó” (Éxodo 20:8-11). Mucho antes de que hubiera pecado o rebelión en el mundo, este reposo del séptimo día era parte del plan perfecto de Dios para la humanidad. Jesús incluso se refirió a eso cuando dijo en Marcos 2:27: “El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo”. El día de reposo es una oportunidad para pasar tiempo con Dios, con la familia, y para recuperar nuestra energía.
¿Cuál es el día de reposo? ¿Cuándo comienza y termina?
Un breve vistazo a la historia de la muerte, sepultura y resurrección de Jesús lo aclara. Dice en Lucas 23:52-56, refiriéndose a José de Arimatea: “fue a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús. Y quitándolo, lo envolvió en una sábana, y lo puso en un sepulcro abierto en una peña, en el cual aún no se había puesto a nadie. Era día de la preparación, y estaba para comenzar el día de reposo. Y las mujeres que habían venido con él desde Galilea, siguieron también, y vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo. Y vueltas, prepararon especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento”.
Los siguientes versículos dicen: “El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas. Y hallaron removida la piedra del sepulcro; y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús” (Lucas 24:1-3). La mayoría de los cristianos aceptan que Jesús murió el Viernes Santo (“el día de Preparación”) y resucitó el Domingo de Pascua (“el primer día de la semana”). El séptimo día de la semana es el día entre esos dos, el sábado.
¿Qué debemos hacer para recibir la bendición del sábado? Bueno, podemos comenzar con imitar la vida de Jesús. Él asistía a la sinagoga cada sábado (Lucas 4:16). También ayudaba a las personas en ese día (Mateo 12:9-13; Marcos 3:1-6; Lucas 6:6-11). Los seguidores de Dios en la Biblia también se abstuvieron de hacer su trabajo regular en el día de reposo (Nehemías 13:16-19; Nehemías 10:31). El sábado es una cita con Dios, en la que no querrás interrupciones. Tenemos seis días para llenarnos de preocupaciones. Todo lo Dios que pide es un poco de tiempo con Él en su día especial para que podamos refrescarnos. Él sabía que los afanes del día a día nos robarían la paz. Así que entretejió en nuestro ciclo semanal un momento en el que pudiéramos ser reavivados al pasar tiempo con Él. Eso es algo que ni la televisión ni las aplicaciones del teléfono más inteligente podrán lograr.