Necesito un Descanso

Necesito un descanso

Por Erick Flickinger

¿Sabías? El adulto estadounidense promedio pasa más de once horas cada día interactuando con los medios de comunicación. Los jóvenes entre 18 a 34 años utilizan sus teléfonos celulares dos veces más que todos los adultos de 18 años en adelante y siete veces más que los adultos mayores de 65 años. (Nielsen) 

¿Importa realmente cómo usamos nuestro tiempo? El estadista estadounidense Benjamín Franklin dijo una vez: “Si amas la vida no malgastes el tiempo, porque de tiempo se compone la vida”. ¿Crees que Dios haya podido prever que llegaríamos a este punto en la historia humana? ¿Habrá Él preparado una solución para ayudarnos a manejar mejor nuestro tiempo y encontrar una mejor alternativa para resolver el estrés?

Hagámonos estas cuatro preguntas:

¿Por qué el año tiene 365 días? Seguramente ya sabes la respuesta. Es porque ese es el tiempo que tarda la tierra en girar alrededor del sol.

¿Por qué el mes tiene entre 28 y 31 días? Fácil. Porque ese es el tiempo que tarda la luna en atravesar sus fases.

¿Por qué el día tiene 24 horas? Porque es el tiempo que tarda la Tierra en girar una vez sobre su eje.

¿Por qué la semana tiene siete días? Bueno… esta es un poco más difícil de contestar. No hay nada en el sol, la luna o las estrellas que nos dé una semana de siete días. Entonces, ¿cómo terminamos con una semana de siete días? La respuesta es muy simple. Porque Dios creó la tierra en seis días y reposó en el séptimo día.

Veamos el relato bíblico de la Creación. “Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” (Génesis 2:1-3). Cuando Dios terminó de crear todo, hizo tres cosas. En primer lugar, descansó. También bendijo el séptimo día y lo santificó (en otras palabras, lo apartó para un uso sagrado). Sabiendo cuánta necesidad tendríamos de descansar, Dios nos da la oportunidad, una vez a la semana, de desconectarnos del ruido y unirnos a Él en un reposo necesario.

Mira esta parte de la Biblia que Dios escribió con su propio dedo. Se encuentra en los Diez Mandamientos: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó” (Éxodo 20:8-11). Mucho antes de que hubiera pecado o rebelión en el mundo, este reposo del séptimo día era parte del plan perfecto de Dios para la humanidad. Jesús incluso se refirió a eso cuando dijo en Marcos 2:27: “El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo”. El día de reposo es una oportunidad para pasar tiempo con Dios, con la familia, y para recuperar nuestra energía.

¿Cuál es el día de reposo? ¿Cuándo comienza y termina?

Un breve vistazo a la historia de la muerte, sepultura y resurrección de Jesús lo aclara. Dice en Lucas 23:52-56, refiriéndose a José de Arimatea: “fue a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús. Y quitándolo, lo envolvió en una sábana, y lo puso en un sepulcro abierto en una peña, en el cual aún no se había puesto a nadie. Era día de la preparación, y estaba para comenzar el día de reposo. Y las mujeres que habían venido con él desde Galilea, siguieron también, y vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo. Y vueltas, prepararon especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento”.

Los siguientes versículos dicen: “El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas. Y hallaron removida la piedra del sepulcro; y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús” (Lucas 24:1-3). La mayoría de los cristianos aceptan que Jesús murió el Viernes Santo (“el día de Preparación”) y resucitó el Domingo de Pascua (“el primer día de la semana”). El séptimo día de la semana es el día entre esos dos, el sábado.

¿Qué debemos hacer para recibir la bendición del sábado? Bueno, podemos comenzar con imitar la vida de Jesús. Él asistía a la sinagoga cada sábado (Lucas 4:16). También ayudaba a las personas en ese día (Mateo 12:9-13; Marcos 3:1-6; Lucas 6:6-11). Los seguidores de Dios en la Biblia también se abstuvieron de hacer su trabajo regular en el día de reposo (Nehemías 13:16-19; Nehemías 10:31). El sábado es una cita con Dios, en la que no querrás interrupciones. Tenemos seis días para llenarnos de preocupaciones. Todo lo Dios que pide es un poco de tiempo con Él en su día especial para que podamos refrescarnos. Él sabía que los afanes del día a día nos robarían la paz. Así que entretejió en nuestro ciclo semanal un momento en el que pudiéramos ser reavivados al pasar tiempo con Él. Eso es algo que ni la televisión ni las aplicaciones del teléfono más inteligente podrán lograr.

Ocho Lecciones del Coronavirus

por John Bradshaw

Hay mucho que podemos aprender de la crisis del coronavirus. Veamos algunas lecciones sin ningún orden de importancia.

1. La gente puede enfermarte. Escuché un sermón hace más de 25 años, predicado por un hombre que en ese momento no era cristiano y que actualmente no es miembro de iglesia. Dijo que no es prudente cultivar un jardín justo al lado de la propiedad de tu vecino si su terreno está lleno de malezas. Porque incluso si haces todo bien, las semillas de su propiedad soplarán en tu jardín y lo llenarán de malezas. La proximidad es un asunto serio. Lo mismo es cierto con el coronavirus, que se transmite de persona a persona. Tenemos que ser cuidadosos con lo que recibimos de los demás.

Esto es especialmente cierto en el ámbito espiritual. Las asociaciones importan porque las actitudes son contagiosas. Si estás en la escuela y los chicos populares no toman en serio a Dios, tenerlos en tu círculo íntimo podría ser peligroso para tu salud espiritual. Si tus compañeros de trabajo o amigos son corrosivos para tu fe, ten mucho cuidado con la influencia que ejercen sobre ti. La gente tiene influencia. Todos somos influyentes. Ten cuidado con las personas que te rodean.

2. Ten cuidado de lo que compartes. Nos han recordado una y otra vez que debemos toser o estornudar en el brazo, para no afectar ni poner en peligro a los demás. Demasiadas personas “reparten” su ira, malas palabras y actitudes de odio sobre otras personas, que a su vez se ven afectadas negativamente por eso. Tu “chiste” racista, sexista o degradante puede parecerte gracioso, pero perjudica a los demás. Expulsar tu enojo puede ser aceptable para ti, pero contamina a otros. Algunas personas evocan la misma sensación de rechazo que los zorrillos. “Espero que no empiece a criticar a otras personas delante de mí”. No tenemos derecho a infectar a otros con nuestra disfunción. Si no puedes controlarte, o entregar tu ira y frustración a Dios, no está bien que lo repartas a los demás. Es injusto y destructor.

3. Es importante separar los hechos de la ficción. “El 10 por ciento de la población mundial morirá”. “¡Esto durará 18 meses!” La verdad es que todavía no tenemos todas las respuestas. He recibido numerosos mensajes que contienen curas milagrosas, la “verdad” sobre el coronavirus y remedios que garantizan tu seguridad. Es casi seguro que no lo harán. El internet es como los catálogos de Sears de antaño. Puedes encontrar casi cualquier cosa que estés buscando. Aparentemente, lo mismo es cierto con la Biblia, porque hay personas que pueden apelar a la Biblia para apoyar casi cualquier cosa. Es importante, desde una perspectiva bíblica, separar los hechos de la ficción. No creas en lo que alguien te diga sobre Dios o sobre la Biblia. El diablo tiene personas que querrán desviarte, distraerte y debilitar tu fe. La Biblia es la verdad. Lo que alguien diga acerca de ella no necesariamente tiene que serlo.

4. Es bueno pensar en el bien común. Estamos en esto juntos. Tus acciones tienen una consecuencia. Por eso se les pide a TODOS que actúen de manera responsable, que consideren a los demás. Puede ser que el coronavirus rebote en ti. De hecho, estadísticamente hablando, hay una muy buena posibilidad de que no te afecte físicamente. Pero incluso si estás bien, no vas a querer ser portador de esta enfermedad. Hablando espiritualmente, puedes convertirte en una fuerza positiva o negativa en este mundo. Es tu decisión. Considera tu influencia y úsala para el bien de los demás. Nota que en ningún momento se ha dicho que solo las personas especialmente calificadas pueden transmitir enfermedades. Solo tienes que estar vivo para ser un posible portador. Es lo mismo con la fe. No tienes que ser especial, solo especial para Dios, y puedes actuar por el bien de todos.

5. Haz las cosas simples para protegerte. Lávate las manos, evita a los enfermos, aliméntate bien, haz ejercicio, descansa. Estas son actividades simples. Lo mismo sucede con la fe. Estudia la Biblia. Habla con Dios. Deja que tu luz brille. Son actividades sencillas que puedes realizar para protegerte. Si no estás estudiando la Biblia, eres vulnerable. La oración y la lectura de la Palabra se convierten en un hábito. A medida que lo practiques, querrás hacerlo más y más.

6. Las cosas cambian rápido. Hace dos meses, muy pocas personas hablaban del coronavirus. Ahora es el tema de casi todas las conversaciones, y está dominando las noticias. A comienzos del 2020, no teníamos ni idea de que en menos de tres meses la economía se desplomaría, de que las ciudades estarían cerradas, de que habrían desempleos masivos, o de que las escuelas se cerrarían … Alguien dijo una vez que los movimientos finales serán rápidos. Esa afirmación no podría ser más correcta.

7. Siempre es correcto hacer lo correcto. Siempre ha sido correcto cuidar de tu salud, toser bajo la manga, mantenerte alejado del trabajo cuando estás enfermo, hacer ejercicio, descansar lo suficiente y pensar en el bienestar de los demás. Es aconsejable hacer que los buenos hábitos formen parte de tu vida cotidiana. Lo mismo es cierto en tu relación con Dios. No vale la pena esperar hasta que ocurra una desgracia para que recién comiences a descubrir la oración. No querrás estar en medio de una crisis para recién recurrir a la Biblia. Las cosas sabias siempre son sabias. Lo correcto siempre es lo correcto. Los principios de Dios para una vida exitosa son válidos en todo momento.

8. Ten fe en Dios. Según 2 Timoteo 1:7, Dios no nos ha dado un espíritu de temor. Dios es real (Hebreos 11:6), Él es amor (1 Juan 4:8), Él te ama (Jeremías 31:3), y regresará pronto a este mundo (Juan 14:3). Nos espera una eternidad para disfrutarla con Él (1 Tesalonicenses 4:17). Este es un gran momento para cultivar tu fe en Dios. Recuerda que ¡lo mejor está por venir!

¿Qué puedo hacer para prepararme? ACTUALIZACIÓN SOBRE EL CORONAVIRUS

Entrevista del Pr. John Bradshaw con el Dr. David Derose

JOHN BRADSHAW: Gracias por acompañarme. Me gustaría hablar por un momento sobre el Coronavirus. Todo el mundo en todas partes está hablando de esto. Es una preocupación de salud pública muy seria a nivel mundial. Hay muchas preguntas sin respuesta. En unos instantes hablaré con alguien que contestará varias preguntas importantes, el Dr. David Derose de Compass Health Consulting. Es un médico, autor, que ha colaborado con It Is Written en varias ocasiones. Él tiene mucha sabiduría. En unos instantes va a compartir contigo cosas que no querrás olvidar y que debes compartir con otros sobre el Coronavirus. Después de hablar con él, algo más importante, más importante que la amenaza física o los pasos que debes tomar para protegerte en contra del Coronavirus. Hablaremos con el Dr. David Derose y después hablaremos de algo más importante y sé que el doctor estará de acuerdo. Pero primero, comencemos hablando acerca del Coronavirus con el Dr. David Derose. Dr. Derose de Compass Health Consulting, gracias por acompañarme. Dr. Derose, cuéntenos lo que realmente necesitamos saber acerca del Coronavirus.

DR. DEROSE: Bueno, creo que lo más importante que debemos enfatizar es que esta es una de una familia de virus. El coronavirus para muchas personas es el “nuevo miembro de la familia”, pero si has experimentado un resfriado, es muy probable que hayas tenido un resfriado causado por el coronavirus. Hay otros virus que causan resfriados, pero esta cepa de coronavirus en particular, es confusa debido a sus características. Está ocasionando problemas extensos y es algo de lo que debemos preocuparnos. Es un llamado a cada uno de nosotros de poner en práctica los hábitos de buena salud en nuestras vidas.

JOHN BRADSHAW: Mencionó que debemos preocuparnos. Aquí le hago esta pregunta no tan noble, ¿cuán preocupados debiéramos estar?

DR. DEROSE: Bueno, tú eres presentador de un programa bíblico, John, y una de las cosas que aprecio es el énfasis en las Escrituras que ofrece It Is Written. La Biblia nos aconseja en múltiples ocasiones que no debemos temer. Al hablar de niveles de preocupación, no pienso que debemos paralizarnos de temor. Necesitamos canalizar. Diré que esto es algo con lo que tendremos que lidiar por un buen tiempo como población mundial. No parece ser algo sencillo de lidiar para la comunidad médica o de la salud pública. Necesitamos ser atentos, necesitamos mejorar nuestras prácticas de higiene. Hemos estado enfatizando ese mensaje. Pero también los hábitos de estilo de vida saludable. Debemos enfocarnos en esos hábitos saludables que sabemos que deberíamos realizar. Es mucho más importante cuando hay un virus potencialmente serio a nuestro alrededor.

JOHN BRADSHAW: Dos preguntas. La primera, ¿quién corre mayor riesgo? Segundo, denos instrucciones prácticas. ¿Quién corre mayor riesgo? No quiero decir que el resto de nosotros no corre riesgo, sino ¿qué constituye un riesgo real? De ahí díganos qué podemos hacer en términos prácticos.

DR. DEROSE: En cuanto a riesgo, si analizamos los datos que están saliendo de China, hay una clara relación entre la edad y el riesgo. Mientras mayor seas, corres mayor riesgo de enfermarte. Es muy difícil de determinar cuán serio es ese riesgo. Si miras en todos los ámbitos, estamos hablando de lo que se sabe hasta ahora, un 3% de personas que adquieren esta enfermedad, terminan en fatalidad. Pero la evidencia sugiere que hay mucha gente que no ha sido detectada, así que tal vez la incidencia sea más baja. En los estudios realizados en China, nadie menor a 10 años ha fallecido. Los niños no han tenido fatalidades. Esa es una muy buena noticia para padres y abuelos, pero cuando ascendemos la edad, tenemos que vernos al espejo. Mientras más años tengamos, corremos más riesgo; especialmente si tenemos enfermedades preexistentes. Enfermedades crónicas como la diabetes, enfermedades del corazón, de los pulmones. Esto nos trae nuevamente al asunto de los hábitos saludables.

JOHN BRADSHAW: ¿Qué hacemos entonces?

DR. DEROSE: Al hablar de cosas que podemos hacer para tomar el control de esto, primero que nada, no podemos pensar que es posible estar totalmente libres de riesgo. La idea de que lo podemos evitar por completo, de que si usamos una mascarilla todo el tiempo estamos a salvo, en realidad el modo como esto parece transmitirse muestra que el uso de mascarillas en situaciones de bajo riesgo no ayudan en nada. Así que acumular suministros médicos no es una buena idea porque esas mascarillas ayudan a quienes tienen una infección activa o están en el hospital y necesitan una o para profesionales de la salud que utilizan unas de mayor protección. Definitivamente el higiene tiene su lugar. Muchas cosas comunes pueden matar este virus: agua oxigenada, gel desinfectante, cloro, mantener las superficies limpias; porque si abres la puerta y después tocas tu cara, si una persona antes que tú tocó esa perilla pudo haber dejado el virus ahí y puedes inocular en tu nariz u ojos y ahí es como te puedes infectar. Todo lo que hemos escuchado en cuanto al higiene es muy apropiado. El otro aspecto es el estilo de vida. El ejercicio físico regular, mantener aire fresco circulando en tu casa, especialmente en tu recamara. Si hay un enfermo en casa, asegúrate que su habitación reciba ventilación. Mantener una dieta saludable, evitar lo alto en grasa y azúcar. Y si hay alguien que tiene una dolencia, como la hipertensión o la diabetes, que son potencialmente reversibles al adoptar hábitos saludables, este es el momento de considerarlo seriamente. Hay evidencia de que si logras controlar los niveles de azúcar, de que si logras reducir la cantidad de medicamento que consumes, porque en algunos círculos se discute, que ciertos medicamentos que se usan para condiciones comunes pueden aumentar nuestro riesgo de contraerlo si quedamos expuestos.

JOHN BRADSHAW: Háblame sobre algunos recursos. Si alguien dice, “necesito un libro, algo donde pueda aprender un poco sobre cómo prepararme para enfrentar esto…”, ¿cuáles son buenos recursos que recomiendas?      

DR. DEROSE: Hay contenido maravilloso que está saliendo continuamente en los sitios web de bienestar y salud. Los centros de control y prevención de enfermedades están colocando técnicas de cómo lavarse las manos apropiadamente. Esto es magnifico, cómo esterilizar superficies, lavado de manos, no tocarse la cara a menos que nos hayamos acabado de lavar las manos. Hay muy buenos recursos ahí. Muchas personas me sugieren, “Dr. Derose tienes que sacar una nueva edición del libro Evading Ebola [Evadiendo el Ebola]”. Estaba justamente revisando esto. Es un libro que saqué hace seis años durante la crisis del Ebola, pero estuve delineando lo más importante. Es un libro sencillo que habla de estrategias prácticas de ejercicio, higiene, dieta, dejar de fumar. Así que si vas a algunos de estos sitios web actualizados que están resumiendo buena información o si adquieres un recurso que ha estado disponible por un buen tiempo, como Evading Ebola, sé que si tuviera tiempo sacaría una versión actualizada como me lo ha estado pidiendo la gente. Lo que digo es que tomen ventaja de lo que está disponible.

JOHN BRADSHAW: Tu libro, The Methuselah Factor [El Factor Matusalén], puede ser adquirido por internet y a través de It Is Written. Estarías de acuerdo que ese también sería un recurso útil, es un libro maravilloso.     

DR. DEROSE: Me alegra que lo mencionas. Me estoy preparando para realizar unos programas comunitarios. Ese libro habla sobre cómo mejorar la fluidez de la sangre y hay investigaciones muy interesantes que declaran que mejorar la fluidez de la sangre podría reducir nuestro riesgo de esta o de infecciones similares. No hay muchos estudios que he visto sobre este tipo de coronavirus en particular y su relación con la fluidez de la sangre, pero existen esas conexiones y lo vamos a estar promoviendo a personas que realicen ese programa de 30 días como una estrategia para mejorar su salud, su estilo de vida y la disminución del riesgo potencial de esta infección.

JOHN BRADSHAW: Te pregunto esto. Están surgiendo industrias debido a que las personas están comprando todo tipo de productos y cosas mágicas para protegerse del coronavirus. ¿Sí o no?

DR. DEROSE: Por supuesto, los agentes desinfectantes tienen su lugar, pero estos no son agentes propietarios. Puedes ir a la tienda de dólar y comprar cloro o alcohol de 70%.

JOHN BRADSHAW: Dr. Derose sé que estás ocupado con mucho que hacer. Dios te bendiga a ti y tu ministerio. Gracias por tomarte el tiempo de acompañarme.

DR. DEROSE: Fue un gusto John, sigue adelante con el buen trabajo.

JOHN BRADSHAW: Dije hace un momento que hablaríamos de algo más importante que la amenaza física ocasionada por el coronavirus. La enfermedad en el mundo nos recuerda que estamos en una batalla global entre el bien y el mal. ¿Qué estás haciendo en cuanto a tu salud espiritual? Ambos sabemos que un día moriremos de algo, si no es del coronavirus, de otra cosa. No queremos olvidar que hay personas a nuestro alrededor muriendo en estos momentos, luchando contra toda clase de situaciones médicas. ¿Pero qué haces con las consecuencias del pecado en tu vida? No solo las consecuencias de la enfermedad en tu vida. No es interesante que el mundo está tan urgido, “queremos estar bien en estos momentos”. ¿Qué tal si una fracción de esa urgencia estuviera canalizada al bienestar espiritual?

Vemos reflejado en este asunto global de gran importancia, el hecho de que estamos en una guerra muy seria. ¿Cómo estás espiritualmente? Hay una batalla entre el bien y el mal. Cuando Jesús regrese –y lo hará– ¿dónde estarás tú eternamente? ¿Habrás escogido a Jesús y el bienestar espiritual o lo contrario? Quiero compartir contigo tres versículos sencillos, muy buenos principios bíblicos que te ayudarán y bendecirán mientras consideras tu salud espiritual. Si todo lo que hablamos es sobre el coronavirus, si logras llegar a los 200 años y no estás experimentando buena salud espiritual, ¿de qué valió?

Ven conmigo a Hechos 16:31, donde Pablo y Silas le dicen a un individuo en Filipo:  “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.” En estos momentos estás intentando descifrar a cuál médico creer o cuál reportaje creer. ¿Estás creyendo en Jesús? Él es el que ofrece bienestar espiritual. Esto es muy cierto, la batalla es real. Mira alrededor del mundo, parece que se está volviendo loco. Ese es un reflejo de la realidad de la batalla espiritual que se está librando. 1. Recuerda esto:  Cree en el Señor Jesucristo. Tú puedes hacer eso, es un paso sencillo que cualquiera puede tomar.

El siguiente versículo que veremos se encuentra más adelante en la Biblia, 1 Juan 1:9: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” ¿No sería maravilloso que conocieras al doctor o si tuvieras el medicamento que te limpiaría del coronavirus, del resfriado, de la gripe, del diabetes, del dolor de espalda, que te devolviera la vista, que te sanara del corazón? ¿No sería eso maravilloso? No existe tal cura mágica, excepto que hay un maravilloso remedio divino para el pecado. ¿Estás aprovechando eso? ¿Qué dice 1 Juan 1:9? Si confesamos nuestros pecados… ¿qué hará Dios? Siendo fiel y justo, te perdonará y limpiará. La enfermedad del pecado desaparecerá. Mientras el mundo se enfoca en el bienestar físico, ¿por qué no nos enfocamos también en el bienestar espiritual y nos aseguramos estar en condiciones óptimas? Confiesa tus pecados y Dios te perdonará. Sea lo que hayas hecho, él te dará paz y quitará tu culpa.

Por último, después de hacer esto, ¿qué sucede? Permíteme compartir uno de mis versículos favoritos en toda la Biblia. Filipenses 2:13 dice: “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.” Una vez que creas y confieses, ahora Jesús vive su vida en ti. ¿Cómo te está funcionando? ¿Estás experimentando a Dios en tu vida? Si no, aférrate a Jesús. Si es difícil, pídele a Dios que haga en tu vida lo que quiere hacer y él lo hará. Sigue buscando a Dios: “Dios te necesito. Reclamo la justicia de Cristo. Nunca seré lo suficientemente bueno, pero tú Señor lo eres.”

Creemos, confesamos y aceptamos la voluntad y vida de Jesús en nosotros. Las enfermedades vienen y se van. Algunas se quedan. Hoy es el coronavirus, mañana seguramente vendrá otra cosa. ¿Cómo nos afectará? No lo podemos saber. Haremos lo mejor posible, pero hay cosas fuera de nuestro control. Algo que no está fuera de nuestro control es la eternidad. Si crees, confiesas e invitas a Jesús a vivir en ti, tendrás buena salud espiritual en este mundo y disfrutarás buena salud espiritual por toda la eternidad.

Doy gracias al Dr. David Derose por estar conmigo hoy. Gracias por tu sintonía. Unámonos juntos para agradecer a Dios por brindarnos buena salud espiritual ahora y por siempre mientras confiamos en él. Oremos: Padre Celestial danos fe para confiar en ti. Creemos, límpianos, perdónanos y habita en nosotros. Haz tu voluntad, oramos. Gracias porque eres mayor que cualquier enfermedad. Gracias porque nos puedes restaurar y sostenernos espiritualmente. En el nombre de Jesús, amén.

Muchas gracias, bendiciones.        

El Coronavirus “Y se maravilló toda la tierra…”

Por John Bradshaw

Todos están hablando de esto. Por todo el mundo.

Varios están contagiados. Se reportan muertos. La bolsa de valores ha recibido un golpe. Las cifras de turismo están decayendo en algunas partes del mundo. Podría afectar los juegos olímpicos.

Hasta el martes 3 de marzo, hay aproximadamente 100 casos confirmados de coronavirus, conocido como COVID-19, en los Estados Unidos. Ha habido alrededor de 90.000 casos reportados en el mundo, con alrededor de 3.100 muertes.

Adónde ascenderán las cifras es una incógnita. Pero afortunadamente, el coronavirus no es VIH / SIDA ni Ébola. O incluso la gripe. Es grave y altamente contagioso. Pero en lo que respecta a las epidemias mundiales, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades estima que hasta 46.000 personas han muerto de gripe desde octubre del año pasado ¡solamente en los Estados Unidos!²

Lo que estamos viendo es que el planeta no necesita tiempo para enfocar su atención en un asunto. El coronavirus nos muestra que un problema puede convertirse en un fenómeno global rápidamente. Y eso es algo que tiene un significado profético.

En los últimos 25 años, la gente me ha preguntado cómo se convertirá la última gran crisis de la Tierra en un asunto global. Perdí la noción de cuántas veces las personas me han preguntado cómo distinguirán las autoridades a quienes se nieguen a recibir la marca de la bestia. “¿Cómo sabrán quién está en favor de la marca de la bestia y quién no?” Esa una pregunta válida, y lo que hemos comprobado con esta enfermedad es cuán fácilmente la sociedad puede centrar su atención en un asunto y hacer que ese asunto se convierta en un problema mundial, en muy poco tiempo. Y eso es lo que sucederá en los días finales.

El mundo se ha vuelto mucho más pequeño en los últimos años. La comunicación electrónica ha aumentado la velocidad y la facilidad con la que viajan las noticias de un lugar a otro. Alguien dijo una vez que los movimientos finales de esta tierra serían “rápidos”. Y tenía razón.

No necesitamos especular sobre cuándo ocurrirán ciertos eventos proféticos. Ya tenemos la respuesta. Pronto.

El fenómeno del coronavirus nos muestra que las cosas pueden cambiar increíblemente rápido. La Biblia dice “y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia” y “la adoraron todos los moradores de la tierra” (Apocalipsis 13:3, 8). Hemos visto claramente ilustrado en las últimas semanas como un problema puede convertirse en una crisis global prácticamente de la noche a la mañana, cómo lo improbable puede convertirse en una realidad global en muy poco tiempo.

Hace seis mil años, la Tierra se infectó con una enfermedad llamada pecado. Dentro de poco tiempo todo el mundo estará hablando sobre los problemas que dominarán las escenas finales de la historia de este mundo.

Todos hablarán de eso. Por todo el mundo.

Y aquellos que estén completamente entregados a Jesús experimentarán la liberación final con la segunda venida.

La Dieta Ideal

Por Eric Flickinger

Ceto. Mediterránea. Baja en carbohidratos. Nórdica. Atkins. La lista de las dietas populares parece casi infinita y cada vez aparecen más. Debido a que la tasa mundial de obesidad se triplicó desde 1975 y los costos de atención médica asociados se dispararon, muchas personas están tratando de encontrar un método rápido y fácil para perder sus libras no deseadas. La solución a veces se presenta en una pastilla. A veces viene en una botella. Tal vez en un plan de alimentación, un libro popular, o un DVD de ejercicios. Sin embargo, suele ocurrir con estas dietas, que tan pronto como la persona abandona el plan, vuelve a subir de peso rápidamente. En 2016, el 39% de los adultos en todo el mundo mayores de 18 años tenía sobrepeso y el 13% era obeso. Lamentablemente, estas cifras siguen aumentando.

Muchos supuestos expertos han descubierto cómo “hackear” el cuerpo humano para lograr que se queme esa grasa no deseada, y como resultado, esto se ha convertido en una industria multimillonaria.

Sin embargo, lo que a menudo se pasa por alto es el plan que el fabricante de nuestros cuerpos ha diseñado para su cuidado. Así como el fabricante de un automóvil nuevo coloca un manual del propietario en su guantera, Dios (nuestro Fabricante) nos ha dado un manual del propietario que nos indica cómo cuidar adecuadamente nuestros cuerpos. No en vano, el manual del propietario se llama la Biblia y tiene mucho que decir acerca de cómo podemos cuidar mejor de nuestra salud. Después de todo, nadie sabe mejor cómo cuidar un vehículo que el que lo hizo.

Para empezar, es importante entender que Dios se preocupa mucho por nosotros y por nuestra salud. 3 Juan 1:2 dice: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”. En Juan 10:10, Jesús también nos dice: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”.

Echemos un vistazo a la dieta original que Dios le dio a Adán y Eva en el jardín del Edén, antes de que el pecado entrara en escena. Lo encontramos en Génesis 1:29. Dice: “Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer”. Luego, en Génesis 3:18, añade: “Y comerás plantas del campo”.

Bajo esta dieta original, los seres humanos vivieron periodos extraordinariamente largos. Por ejemplo, ¡Matusalén vivió 969 años!

Pero después del diluvio en los días de Noé, Dios modificó su plan dietético original para la humanidad. Permitió que los humanos comieran ciertos tipos de carne, que se describen en Génesis 7 como animales limpios. En Deuteronomio 14 y Levítico 11, Dios compartió qué animales eran considerados limpios. De los animales terrestres, son quienes tienen la pezuña hendida y rumian (Deut. 14:6-8). Estos animales incluirían vacas, ciervos, alces, etc. De las criaturas marinas, son los que tienen aletas y escamas (Deut. 14:9,10). Eso incluye a la mayoría de los peces. Y de las aves, Dios los enumera en Levítico 11. Entre las aves limpias se encuentran los pollos, pavos y aves similares. Muchos de los animales que no encajan en estas categorías todavía tienen un propósito (como los carroñeros), pero Dios explicó que no debían ser ingeridos.

Claramente, las pautas de Dios para los alimentos limpios e inmundos no se aplicaban solo a los judíos, porque los judíos ni siquiera existían en la época de Noé. Además, ¿por qué querría Dios que solo los judíos estuvieran sanos y que los demás estuvieran enfermos?

Crédito: Shutterstock

Dios también sabe que el consumo de alcohol es perjudicial para nuestra salud, por lo que nos aconseja evitarlo (Ver. Prov. 20:1; Prov. 23:31-33; Mar. 15:23).

Pero, ¿no fueron eliminadas estas pautas de salud en la Cruz? Esa es una buena pregunta y la respuesta es bastante simple. Pregúntate: ¿Cómo impactó la muerte de Jesús la anatomía de un cerdo? ¿O los efectos del alcohol? ¿O el funcionamiento del sistema digestivo en los seres humanos? La respuesta es: La muerte de Cristo no impactó estas cosas de ninguna manera. Sus pautas de salud son tan relevantes hoy como lo fueron cuando creó a la humanidad por primera vez.

De manera similar, Dios, en su misericordia y amor, nos presenta tres dietas diferentes de las cuales podemos elegir. La dieta ideal es la que Él introdujo en el Edén; una dieta bien planificada, equilibrada, a base de plantas. También está la dieta aceptable; una que incluye animales limpios. Por último, está la dieta inaceptable; una que incluye animales impuros, alcohol y el consumo de otras sustancias dañinas. En última instancia, Dios nos da la libertad de elegir lo que queramos. Eso sí, junto con nuestra elección vendrán los beneficios o las consecuencias que esperamos.