Por John Bradshaw
Todos están hablando de esto. Por todo el mundo.
Varios están contagiados. Se reportan muertos. La bolsa de valores ha recibido un golpe. Las cifras de turismo están decayendo en algunas partes del mundo. Podría afectar los juegos olímpicos.
Hasta el martes 3 de marzo, hay aproximadamente 100 casos confirmados de coronavirus, conocido como COVID-19, en los Estados Unidos. Ha habido alrededor de 90.000 casos reportados en el mundo, con alrededor de 3.100 muertes.
Adónde ascenderán las cifras es una incógnita. Pero afortunadamente, el coronavirus no es VIH / SIDA ni Ébola. O incluso la gripe. Es grave y altamente contagioso. Pero en lo que respecta a las epidemias mundiales, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades estima que hasta 46.000 personas han muerto de gripe desde octubre del año pasado ¡solamente en los Estados Unidos!²
Lo que estamos viendo es que el planeta no necesita tiempo para enfocar su atención en un asunto. El coronavirus nos muestra que un problema puede convertirse en un fenómeno global rápidamente. Y eso es algo que tiene un significado profético.
En los últimos 25 años, la gente me ha preguntado cómo se convertirá la última gran crisis de la Tierra en un asunto global. Perdí la noción de cuántas veces las personas me han preguntado cómo distinguirán las autoridades a quienes se nieguen a recibir la marca de la bestia. “¿Cómo sabrán quién está en favor de la marca de la bestia y quién no?” Esa una pregunta válida, y lo que hemos comprobado con esta enfermedad es cuán fácilmente la sociedad puede centrar su atención en un asunto y hacer que ese asunto se convierta en un problema mundial, en muy poco tiempo. Y eso es lo que sucederá en los días finales.
El mundo se ha vuelto mucho más pequeño en los últimos años. La comunicación electrónica ha aumentado la velocidad y la facilidad con la que viajan las noticias de un lugar a otro. Alguien dijo una vez que los movimientos finales de esta tierra serían “rápidos”. Y tenía razón.
No necesitamos especular sobre cuándo ocurrirán ciertos eventos proféticos. Ya tenemos la respuesta. Pronto.
El fenómeno del coronavirus nos muestra que las cosas pueden cambiar increíblemente rápido. La Biblia dice “y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia” y “la adoraron todos los moradores de la tierra” (Apocalipsis 13:3, 8). Hemos visto claramente ilustrado en las últimas semanas como un problema puede convertirse en una crisis global prácticamente de la noche a la mañana, cómo lo improbable puede convertirse en una realidad global en muy poco tiempo.
Hace seis mil años, la Tierra se infectó con una enfermedad llamada pecado. Dentro de poco tiempo todo el mundo estará hablando sobre los problemas que dominarán las escenas finales de la historia de este mundo.
Todos hablarán de eso. Por todo el mundo.
Y aquellos que estén completamente entregados a Jesús experimentarán la liberación final con la segunda venida.